sábado, 28 de junio de 2014

10 ideas sorprendentes para sentirte (y ser) más atractiva


Una mujer se pinta los labios de rojo

  • Ser, parecer o resultar atractiva... ¿Se puede elegir tenerlo todo a la vez? Reunimos las ideas más efectivas (y algunas otras que nos parecen originales) para no pasar desapercibida (para bien) a los ojos de aquél al que te gustaría conquistar.
1. La sonrisa mágica y el sentido del humor. Seguro que lo has oído en más de una vez, pero la sonrisa es el truco de belleza más barato que existe y si la otra persona corresponde... ¡Tienes mucho terreno ganado! La risa o la carcajada puede ayudar a favorecer un clima relajado, pero no resulta tan infalible como la sonrisa a la hora de resultar más atractiva, pues si deriva en carcajada hasta puede ser escandalosa. Recuerda que no sólo se sonríe con los labios, así que resultará útil practicar para dominar la llamada 'sonrisa de Duchenne', una forma de sonreir que implica la contracción de los músculos que rodean la boca y esto hace que se eleve la comisura de los labios y los músculos cercanos a los ojos, produciendo arrugas en los ojos. 
2. Hablar bien a los demás y de los demás; y quererse. El más exigente o el más crítico es uno mismo, como explica Ana Lucas, directora de Psicosalud, quien asegura que, en general, tendemos a fijarnos más en lo que menos nos gusta de nosotros. Por eso, a la hora de valorar nuestro atractivo, aconseja que nos tratemos con la misma amabilidad con la que tratamos a los demás. "Tú no dices normalmente a una persona cosas como 'qué pinta tienes', 'qué mal te peinas' o 'andas como un pato'. Sin embargo, son cosas que sí que nos decimos a nosotros mismos y eso es lo que hay que cambiar", explica. Cuando se trata de relacionarnos en público, también resultan más atractivas las personas que elogian a otras, pero no de una forma hipócrita sino argumentada; en lugar de aquellas que se dedican a criticar constantemente. 
3. Escuchar y causar buena impresión a otros. Que esa persona a la que intentas atraer sea testigo de que otras personas te sonríen, sobre todo si son hombres, aumenta tu atractivo de forma instantánea. A la hora de relacionarte con los demás, ni conviene ser "el alma de la fiesta" ni tampoco esa que está arrinconada, con una copa en la mano y con la que nadie habla. Suele tener más éxito en el ámbito de la seducción la persona que, aunque departe con unos y con otros aquí y allá, siempre parece dejarse algo "en el tintero" y se reserva momentos de "falsa soledad" para mirar (cuidando cómo mira) a su alrededor. La escucha activa es muy sexy. Es estupendo regalar a quien tú quieras alguno de tus encantos pero lo es aún más dar la oportunidad al otro de que muestre los suyos.
4. Labios rojos. Aunque no tengas la boca de Angelina Jolie, Scarlett Johansson o Jessica Alba, no la escondas, pues constituye una parte fundamental de tu rostro a la hora de seducir. Un reciente estudio de la Universidad de Manchester reveló que de los 10 primeros segundos que emplea un hombre para mirar a una mujer cuando la conoce, más de la mitad los emplea para mirar su boca. Ese promedio sube hasta 7,3 segundos si los labios están pintados de rojo. 
5. Una piel hidratada y suave. Tener un tono bronceado de la piel no resulta más atractivo que el hecho de que esa piel luzca hidratada, fresca y jugosa. La suavidad al tacto resulta mucho más sugerente que el color a la hora de seducir, por lo que resultará útil que te hayas preocupado por humectar, exfoliar y mantener hidratada tu piel.  
6. ¿A qué huele cuando huele a ti? Resultan más seductores los perfumes agradables, pero que no son demasiado intensos. Conviene elegir un aroma que resulte acorde a tu personalidad, pero lo ideal es que desprenda el aroma en las distancias cortas, cuando estén cerca de ti y no que impregnes toda la estancia con el olor de tu perfume.  
7. A la hora de vestir, un punto sexy, pero sutil. Parece contradictorio pero vestir muy sexy no resulta tan atractivo como probar con looks que sugieran o insinúen. Las semi-transparencias, los detalles de crop, los escotes que inviten a ver más y no lo muestren todo, los tejidos delicados que se pegan al cuerpo de forma sutil y la combinación de looks aparentemente conservadores con un tacón sexy o un complemento atrevido tienen un mejor resultado.  
8. Un cabello de aspecto natural. A la hora de arreglarte el pelo sobra decir que el brillo y la limpieza son fundamentales, pero también lo es que su apariencia tenga un aire natural y hasta deportivo. Los looks de apariencia mojada, los desfilados aparentemente descuidados y los cortes irregulares resultan más sugerentes que los cortes o flequillos rectos e igualados. En cuanto al color, las mechas (o degradées) de apariencia natural suelen gustar más que uniformar el pelo con un color liso, ya sea rojo, negro o rubio platino.  
9. El cuerpo, tonificado. Las mujeres que suelen resultar más atractivas no son las más delgadas, sino aquellas que tienen cuerpos tonificados y curvas en los lugares en los que tiene que haber curvas. No suelen llamar la atención los cuerpos que dan sensación de abandono, sino aquellos que aprovechan el día a día para trabajar la firmeza. Para ello, no es obligatorio acudir al gimnasio para conseguirlo, sería suficiente cuestiones como caminar a buen ritmo al menos media hora al día (¡Pero no se puede fallar ni un solo día!), estirar el cuerpo con unos ejercicios sencillos cada mañana y practicar a menudo aquellas actividades físicas que te divierten: bailar, practicar algún deporte, disfrutar de la naturaleza con largos paseos... 
10. Con la postura correcta. Tu forma de caminar, de sentarte, de moverte y de gesticular dice mucho de ti. No resulta muy seductor ver a una mujer caminar encorvada, con los brazos agarrotados o pegados al cuerpo o con la barbilla demasiado hacia arriba. La naturalidad no está reñida con la elegancia y resultan especialmente atractivas aquellas personas que caminan con confianza, rectas, con pasos firmes pero no demasiado largos y observando a su paso. A la hora de sentarse, una postura demasiado relajada o abandonada sobre una silla o sofá resulta mucho menos agradable que la de una persona que se sienta despacio, cuidando la postura pero también evitando encorsetamientos.

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